Palabras
de despedida de un maestro para sus alumnos.
Llegó el momento. Es el día de partir, de dejar atrás
otra etapa de sus vidas para comenzar una nueva. Y eso es difícil.
Pasaron seis años; y con ellos, quedaron sueños, algunos
cumplidos y otros por cumplir. Quedaron fantasías, historias, anécdotas, ...
Buenos y malos momentos compartidos con amigos, alguna que otra travesura, y
miles y miles de recuerdos que hoy se agolpan en la memoria como queriendo
salir, intentando detener el tiempo para evitar la partida. Recuerdos para ser
contados permitiendo que una lágrima escape de nuestros ojos. Recuerdos que,
aunque parezcan lejanos, nunca podrán ser olvidados.
Y una vez más, como hace seis años,
vuelven seguramente a estar asustados ante lo desconocido.
Hoy se van. Deben partir. Por más que nosotros
quisiéramos no podemos detener el paso del tiempo para que sigamos juntos acá
en la escuela, estudiando jugando, corriendo, cantando, divirtiéndonos.
Llevan un baúl que no pesa demasiado, pero que está
repleto de ilusiones aguardando realizarse. Llevan en las manos puñados de
esperanzas, y en el corazón, un dejo de tristeza quizá...
A nosotros nos dejan su alegría, sus risas, sus miradas,
sus gestos, sus sonrisas y también sus lágrimas. Todas esas cosas quedarán muy
bien guardada en nuestros corazones y serán como luciérnagas que iluminarán
nuestros pensamientos cuando nos invada la tristeza de saber que el año que
viene ya no vendrán.
Ahora sí. Llegó el momento. Permitamos que esa pena
salga, que esa melancolía deje correr lágrimas de emoción, pero no permitamos
que esta despedida oscurezca el brillo que se han ganado luego de todos estos
años de estudio y dedicación. Es por eso que debemos hacer que despedida no sea
un "adiós" que sea un "hasta siempre".
Y gracias por dejarnos otra página de su historia que forma parte de nuestra historia.
Los vamos a extrañar. Los queremos mucho. Hasta siempre.
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